Los huevos con tomates que comimos en Kashgar, Xinjiang.
Me despierto, salto de la cama y trato de abrir la puerta de la habitación del hotel. Pero está bloqueada. Entro en pánico y destruyo la cerradura de la puerta con una elegante patada. Corro hacia el pequeño cuarto de baño en el fondo del patio, abro la puerta y …
…diarrea.
Miro el cielo. El amanecer no puede estar muy lejos.
Pero vamos a empezar desde el principio.
Siendo envenenados en Kashgar
Hace cuatro días, durante nuestra última noche en Kashgar, Feng (mi chica) decidió que no podía comer más cordero. Así que nos fuimos a un restaurante que también preparaban platos chinos y pedimos un poco de carne de cordero (para mí), verduras y Fanjie chaodan (los tomates con huevo de la foto de arriba).
A la mañana siguiente nos levantamos a las seis para tomar el tren a Urumqi, la capital de la provincia de Xinjiang. Un viaje largo (tres noches) nos está esperando antes de que podamos llegar a nuestra próximo destinación, las montañas de Altai en la frontera entre Xinjiang y Rusia.
Cuando llegamos a la estación de tren de Feng se ha vuelto verde. Trato de hablar con ella, pero ella gira la cabeza hacia el otro lado. No está de humor. De todas formas estamos ocupados tratando de llegar al anden, junto con dos mil Xinjiangeses, sus equipajes y sus gallinas.
En algún momento ella no puede soportarlo más y me dice:
«Quiero vómitar.»
«Ve allí!» Respondo mientras señalo un cubo de basura. No tenemos muchas más opciones.
Ella llega a la papelera y vomita. Entonces tomo parte de su equipaje (ya estoy cargado como una mula Xinjianges) y subimos al tren, mientras que su adorable rostro recupera su color natural.
A la hora del almuerzo también empiezo a sentirme mal y me doy cuenta que nos hemos intoxicado con la comida. Desde ayer por la noche no he comido carne, las verduras solas no pueden causar una tormenta como esta en mi estómago, creo que comimos huevos podridos. Debería haber seguido con mi alimentación de carne de cordero.
Aunque Feng tuvo «suerte» de vomitar y expulsar todo el veneno antes de digerirlo, mi estómago no fue tan inteligente. No, en absoluto.
Voy a pasar los siguientes tres días y tres noches (el tiempo que necesitamos para llegar a Hemu, un pueblo en las montañas de Altai) en un estado enfermizo, golpeado por las náuseas y los calambres abdominales, comiendio sólo almendras y ocasionalmente algún plátano.
Encontrar un hotel en Hemu
Mi primera impresión de Hemu, montañas de Altai, Xinjiang.
Llegamos a un Hemu nublado a las cuatro de la tarde. En el autobús procedente Burqin una chica que se tomó el tiempo para informarse sobre su viaje, nos dijo que Hemu se llena en septiembre: es el único mes donde se pueden admirar las hojas amarillas de los innumerables árboles que rodean la aldea. Tiene sentido, estamos aquí por la misma razón. La diferencia es que no reservamos ningún hotel.
Cuando nos bajamos del autobús nos preocupa no ser capaces de encontrar un hotel. Estamos cansados. Condenadamente cansados. En ese momento, un amable hombre kazajo (todos los locales pertenecen a la minoría kazaja) aparece de la nada:
«Tenemos una habitación libre, seguidme!» Él nos dice.
Tal vez sea porque llegó casi saltando o tal vez la razón sea por su desproporcionada cabeza cubierta por un sombrero de vaquero. De todos modos, me recuerda a Speedy Gonzales, el ratón mexicano
Seguimos a Speedy Gonzales durante unos diez minutos antes de llegar al hotel, un patio delimitado por dos edificios de barro, en los laterales, una cocina y una yurta, que es una de esas tiendas de campaña utilizadas por los nómadas de Asia Central, donde Speedy y su familia viven durante la temporada alta.
Speedy camina hacia el edificio a nuestra izquierda y abre la habitación número cuatro mientras comenta orgulloso que acaba de construir una ducha exterior en el patio. ¡Qué lujo!.
Comprobamos la habitación, que es pequeña, no tiene ventanas, ni pavimento, ni muebles, ni nada. Sólo hay dos camas que habrían sido perfectas para las gemelas Olsen cuando tenían seis años.
Además, hay un vieja estufa de carbón la cuál no nos percatamos porque se encuentra cubierta por una enorme montaña de ropa sucia. Gran error.
Nuestro rancho.
«Duo shao qian?» ¿Cuánto cuesta?, pregunta Feng.
«Liang bai kuai» dos cientos RMB, responde Speedy con una enorme sonrisa.
Ándale Arriba Arriba Mister Gonzales.
Al final de un largo proceso de negociación tomamos el sitio por ochenta kuai por noche. Nos decimos que es demasiado tarde para encontrar una habitación decente y, de todos modos, qué importa si hay dos cucarachas vagando en el suelo. Estamos en el medio de la nada y mañana podemos cambiar de «hotel» si se queremos.
nuestra cena.
Como los monos de Guangzhou intentaron asfixiarnos
Vamos a dar un paseo y tratamos de encontrar algo de comida. Aunque el otoño sólo está empezando, las noches en las montañas de Altai son frías. Además, sospecho que el veneno importado de Kashgar y afincado en mi intestino no mejora la situación.
Hoy puedo comer un poco bai mian (fideos) y tudou si (patatas cortadas a tiras), pero después de la cena todavía soy un zombie. Sólo quiero dormir. Así, a las diez de la noche volvemos a nuestro rancho.
No podíamos imaginar la sorpresa que nos aguardaba. Speedy Gonzales había tomado la ropa sucia fuera de la habitación y a cambio apareció la estufa de carbón.
«What the fuck,» Exclamo mientras agarro su mano en un intento para que deje de verter más carbón en el monstruo.
Nuestra habitación después de que Speedy Gonzales despertó al monstruo.
«Los clientes de las otras habitaciones se quejaron porque esta noche es muy fría, por lo que necesito calentar su habitación y esta es la única estufa que tenemos «, explica en un terrible mandarín que Feng me traduce.
No sólo él no puede más hablar chino, ni siquiera puede mantener su equilibrio. Puedo oler el baijiu barato que emana de su piel. Speedy Gonzales esta jodidamente borracho.
«Claro, los ratones mexicanos no están acostumbrados al baijiu, ellos beben tequila!» Pienso antes de darme completamente cuenta de lo que esta pasando.
Ahora veo por qué esta habitación no tiene ventana. Esto no es una habitación de hotel, es el lugar donde guardan el quemador de carbón para calentar las habitaciones reales mediante el bombeo de agua caliente a través de las tuberías que salen de nuestra «habitación» y llegan a otras partes del edificio.
Al parecer debemos «pagar» por el bienestar de los otros clientes – un montón de chicos ricos de Guangzhou que vinieron aquí con dos Land Rover, probablemente alquilados en Urumqi – con nuestra incomodidad. Me siento en la cama y empiezo a pensar. Pero no puedo realmente centrarme en nada. Los huevos podridos están hirviendo dentro de mi intestino haciendo el mismo ruido que las uvas fermentando en el comedor de mi abuelo.
La única cosa que puedo entender es que dormir en una pequeña habitación con una enorme estufa de combustión de carbón y sin ventanas está fuera de toda consideración. Están tratando de asfixiarnos!
El carbón quemará todo el oxígeno y probablemente vamos a perder el conocimiento antes de morir. No tengo ninguna prueba científica para confirmar mi teoría, pero sigo creyendo que es más o menos correcta.
Comenzamos a discutir con Speedy Gonzales, que mientras tanto ha empezado a bombear agua al depósito encima de la estufa. No soy McGiver, pero por lo que puedo entender, la estufa calienta el agua en el depósito. A continuación, la presión empuja el agua caliente a través de las tuberías que se extienden a lo largo del edificio y eso hace que el resto de habitaciones comiencen a calentarse.
Sigo diciéndole que esto es muy peligroso, tai weixian. Sigue respondiendo que los monos de Guangzhou tienen frío y que, por cierto, el duerme en la habitación de vez en cuando y que aún está vivo. Discutir en chino con un kazajo borracho y terco es tan difícil como te puedes llegar a imaginar.
King Kong, uno de los líderes de la expedición de Guangzhou, entra en nuestra habitación sin llamar a la puerta para comprobar la situación. También esta borracho. Supongo que en la selva no se estila tampoco mucho el baijiu. Por un momento, espero que, después de ver lo que está pasando, se dará cuenta que al final pueden sobrevivir sin la maldita estufa.
«Añade más carbón, nuestra habitación todavía esta demasiado fría», le pide a Speedy antes de salir para conseguir otro plátano.
Te lo estoy diciendo. Nunca confíes en un mono borracho, el alcohol los hace egoístas. Quiero golpearlo directo al corazón y luego apagar el fuego con el agua del frasco que está apoyado en la cama de Ashley Olsen. Pero creo que estamos en el medio de la nada, estoy increíblemente enfermo y yo no sé cómo un grupo de mozos de cuadra kazajos y unos monos borrachos reaccionaran. Estoy atrapado.
Después de todo Speedy Gonzales no es un mal hombre, y entre vapores del alcohol, se da cuenta de que lo que está haciendo no es justo. Quita la mitad del carbón de la estufa y nos asegura que antes de medianoche el carbón que queda habrá acabado de quemar dejándonos suficiente oxígeno para sobrevivir.
¿Qué carajo? ¿Confiarías en un vaquero kazajo que está tratando de hacer el último dinero antes de que llegue el invierno y los turistas se vuelvan a sus bonitos apartamentos en la civilizada China?
Decido actuar como un chino, usando toda la diplomacia que mi cerebro reptil puede permitirse. Sonrío y le digo a Mister Gonzales que él tiene razón y que debería ir a la cama. Después de todo siempre puedo apagar el fuego después que él caiga muerto en su yurta.
«Hen hao gege,» muy bien hermano, me dice mientras me abraza.
«Lo siento, estoy un poco borracho», me susurra, tal vez un poco avergonzado de estar tan hecho mierda delante de una encantadora chica china.
«Sé que estás borracho», le respondo en voz alta. Esta era la frase más diplomática que podía pensar en ese momento. A continuación, se va, cerrando la puerta tras él.
La puerta de nuestra habitación (fíjate en la ropa sucia en el patio).
Nuestra larga noche
Estoy a solas con Feng ahora. Ella parece agotada. Supongo que yo tampoco tengo muy buen aspecto. Nos abrazamos, y me dice:
«Estás enfermo, vete a dormir y yo voy a controlar el fuego.»
Que chica tan dulce. Tengo que reconocer que me encantaría colapsar y dejar que ella se encargue de la situación. Pero mi instinto caballeresco ancestral no puede dejar que esta joven se quede despierta mientras yo paso a mejor vida. O al menos eso es lo que me gusta pensar.
«Son las once, voy a poner la alarma a la medianoche para poder apagar el fuego cuando todo el mundo este durmiendo.»
Podríamos dejadar la puerta abierta, pero estamos congelados. De todos modos no quiero dormir con la puerta abierta sabiendo que el lugar está llena de cowboys y monos borrachos. Si estuviera solo sería aceptable, pero estoy con Feng …
Me digo que, no importa lo que pase, voy a documentar esta historia. Así que tomo dos fotos de la habitación. Luego nos acostamos en la cama y nos dormimos.
Todavía estoy en mi estado REM temprano cuando los huevos podridos completan su ciclo causándome una serie de terribles calambres abdominales.
He experimentado un dolor similar sólo una vez, cuando tenía diecisiete años y tuve un ataque de apendicitis aguda. La diferencia es que en ese momento yo estaba en mi casa y mis padres me llevaron a urgencias. Hoy el hospital más cercano se encuentra en Burqin, a siete horas de distancia en coche.
Por primera vez en mi vida espero tener un ataque de diarrea con el fin de expulsar todo el veneno. Mis oraciones son contestadas pronto…
No es aún medianoche, cuando me despierto de nuevo, salto de la cama y trato de abrir la puerta, que está bloqueada. Como no me quiero cagarme en los pantalones (perdón por la metáfora) pateo la puerta y destruyo la cerradura. Sonrío. Las patadas son la solución para cualquier problema. Debería haber pateado el culo de King Kong, cuando tuve la posibilidad.
El cuarto de baño de cinco estrellas en el rancho.
Corro hacia el pequeño cuarto de baño en el fondo del patio, abro la puerta y …
Diarrea. mucha.
Vuelvo a la habitación, miro a la puerta destruida y digo con un tono de satisfacción perversa:
«Por lo menos no va a morir asfixiados.»
No hay necesidad de apagar el fuego más. Intentamos nuevamente dormir, pero hace demasiado frío y tengo que ir al baño de vez en cuando para un nueva fiesta de diarrea. Sweet.
La alternativa del diablo
Tengo algunas medicinas contra la diarrea pero prefiero no dormir y expulsar todo el veneno que dormir y despertarme enfermo otra vez. Al mismo tiempo bebo mucha agua para evitar la deshidratación y esperar lo mejor.
Ahora sé que el amanecer no puede estar muy lejos.
El día después
A la mañana siguiente me siento mucho mejor. Pagamos los ochenta kuai y abandonamos nuestro amado rancho para encontrar una habitación decente. Nadie mencionó la puerta que destruí. Probablemente Speedy Gonzales y sus amigos siguen estando demasiado borrachos para darse cuenta.
Después de dos horas estamos en condiciones de encontrar otro hotel. Esta vez tenemos que pagar 270 kuai , pero sólo después de que Feng redujo el precio del inicial 540 kuai. No tenemos una estufa, pero tenemos un cuarto de baño privado con ducha (lo cual es muy buen, ya que tomamos nuestra última ducha hace tres días).
La nueva habitación. No está mal, eh?
¿Alguna vez has enfermado durante un viaje? Me encantaría conocer tu historia!