Criar a un niño expatriado en China – La guía completa

Primeros años

Este articulo refleja las opiniones de padres de expatriados, niños y jóvenes que viven o han vivido recientemente en China.

Si tomas la decisión de vivir en otro país, es mejor seguir la filosofía de «adaptarte y disfrutar”. Tus hijos y tú aprovecharéis mucho más la increíble experiencia de vivir en el extranjero.

¡Empecemos!

¡Tener un bebé es estresante!

No me malinterpretes, probablemente sea la experiencia más memorable en la vida de un padre. ¿Has notado alguna vez lo radiantes que están los futuros padres cuando esperan a sus bebés? Como si flotaran en una nube de felicidad.

Pero aún así, hay que tomar decisiones importantes que pueden influir en tu salud y en la de tu bebé. Por suerte, cuentas con tu familia, amigos, compañeros, vecinos e incluso algunos extraños que te recomendarán a su ginecólogo o te dirán dónde comprar el carrito perfecto.

Por supuesto también querrán opinar sobre el parto con anestesia vs. el parto natural, el parto vaginal vs. la cesárea, la lactancia materna vs. la lactancia artificial y muchas cosas más, ya que ahora son «expertos en bebés». A veces no queda otra que hacer oídos sordos y tomar decisiones adecuadas para tu familia, tu bebé y para ti.

Eso es lo que pasaría si fueras a dar a luz en tu país de origen. Aquí en China los emigrantes pasan por los mismos altibajos. Se pasa de: «¡Bien! Estamos embarazados!» a, «¡Oh, mierda! ¡Estamos embarazados en China!» Bueno, tal vez sea un poco diferente.

¡Bien! ¡Estáis embarazados!

Lo genial de tener un bebé en cualquier parte del mundo es que puedes estar seguro de que lleva haciéndose muchos años, por lo que hay experiencia de sobra. Y si vas a tener un hijo en China, resulta tranquilizador saber que hay 1300 millones de niños chinos que han salido del útero de sus madres por todo el Reino del Medio.

Aún así, al prepararte para tener un bebé, lo principal es estar cómodo y buscar un obstetra que te guste o al que, al menos, respetes. Quizás lo más importante sea poder comunicarte con él, para dejar claras tus ideas sobre atención prenatal, anestesia durante el parto y en qué situaciones ha de realizarse una cesárea.

También hay que buscar un hospital que esté relativamente cerca, y que cuente con personal que te trasmita confianza y con quien te puedas comunicar con facilidad. Obviamente el hospital debe cumplir con tus exigencias de limpieza e higiene, disponer de equipos modernos y de una buena cafetería. Cuando llegue el momento del parto es probable que no notes lo limpio que está o lo buena que está la comida, por lo que seguramente la capacidad de comunicación acabe siendo lo más importante.

Vivo en Shenzhen, una parte de China donde puedes elegir entre tener a tu bebé en la China continental o en Hong Kong (técnicamente también es China, pero no se lo digas a los hongkoneses). La diferencia es que Hong Kong tiene ciertas raíces occidentales, por lo que en teoría el proceso será más parecido al de tu país de origen.

De las familias de emigrantes que entrevisté para este artículo, sólo una había tenido a su bebé en la China continental, y fue porque la madre era nativa de allí. La mayoría de las otras familias que tuvieron a sus hijos en Hong Kong afirmaron que no les parecía mal la perspectiva de tener a sus bebés en la China continental. Siendo así, ¿por qué todos optaron por Hong Kong?

Lo has adivinado, la barrera del idioma. Uno de los padres, que tiene un buen nivel de la lengua, dijo: “si hay algún problema, quieres enterarte bien de lo que está ocurriendo.” Una madre afirmó, “Estoy segura de que los chinos saben traer al mundo a un niño, pero me preocupaba no poder comunicarme, sobre todo porque era mi primer bebé y como primeriza, todo me resultaba nuevo».

Cuando le pregunté a la familia que había tenido a su hijo en China por qué eligieron un hospital allí en vez de uno en Hong Kong, me contestaron: “porque el idioma no era un problema para nosotros”. En otras palabras, por lo demás ambas opciones eran iguales.

¡Oh, mierda! ¡Estamos embarazados en China!

¿Es cierto que China continental ofrece las mismas instalaciones que un lugar occidentalizado como Hong Kong? Si es así, entonces ¿por qué las chinas van a los EE.UU. y hasta hace 3 años cruzaban la frontera a Hong Kong para dar a luz?

«Cuando llegamos (a China), los hospitales de Hong Kong estaban saturados de chinos que querían tener allí a sus hijos… Fue estresante porque pensé que tendría a mi bebé en China (continental) por falta de médicos e instalaciones en Hong Kong. Afortunadamente (para nosotros), la ley cambió de pronto y no se permitía a los chinos del continente tener a sus hijos en Hong Kong, lo que dejó libre a todos los médicos e instalaciones cuando los necesitamos».

Algunas fuentes estiman que al menos 20.000 mujeres chinas dan a luz en los EE.UU. cada año. Y lugares como Tailandia son mundialmente famosos por su turismo médico o en este caso de maternidad. Así que, si China «cuenta con las instalaciones», ¿por qué todas estas mujeres chinas buscan una alternativa tan cara?

Al parecer, a los padres chinos no les preocupa la calidad de los servicios médicos de su país, pero van a dar a luz a EE.UU. o Hong Kong para intentar allanar el camino a sus hijos con un pasaporte estadounidense o un carnet de identidad de Hong Kong en un país competitivo y superpoblado como es la China moderna.

En las principales ciudades chinas hay hospitales VIP de última generación o con alas VIP. Describen estos centros como «mejor que los de mi país» o «con instalaciones de hotel de 5 estrellas». Dicho esto, investiga un poco antes de acabar en el hospital.

Además de lo modernas que sean las instalaciones, hay otros factores a considerar. Ten presente, por ejemplo, el calendario chino. “Había escasez de camas porque era el año del dragón y todo el mundo quería un bebé de ese signo. Así que estuvimos cerca de tres horas en admisión”.

Pueden prohibir la entrada en el paritorio del futuro padre y de la familia. “(A mi esposa) la llevaron a una habitación donde monitorizaban a otras embarazadas pero no se permitía el acceso a familiares… No me dejaron entrar cuando estaba naciendo mi hijo. Mi esposa estuvo completamente sola”.

Dejando a un lado la comunicación, ¿tendrías otro bebé en China? “Por supuesto. No sé si optaríamos por Hong Kong o el continente. Mi consejo para quien decida hacerlo es leer con detenimiento las cláusulas del seguro y ver qué incluye. [En algunos casos] es muchísimo más barato dar a luz y recibir atención prenatal en China que en Hong Kong.”

Y yo añadiría buscar un traductor a quien puedas comunicar de forma precisa lo que necesitas.

El escándalo de la leche infantil adulterada de 2008

Una de las principales preocupaciones de los padres emigrantes y chinos está relacionada con el “escándalo de la leche de 2008”. Se adulteró fórmula infantil con melamina, un producto químico utilizado para producir plásticos y fertilizantes. NBC News describió así el proceso: «el químico da la apariencia de un mayor contenido en proteínas cuando se añade a la leche, provocando en realidad una deficiencia de proteína en la fórmula».

The Associated Press informó, «Seis niños murieron de cálculos renales y otros daños en el riñón y se calcula que hay 54.000 bebés hospitalizados». Según The Guardian, la fórmula contaminada fue responsable de «causar enfermedades en casi 300.000 más».

Más de siete años después, cada vez que cruzo la frontera de Hong Kong/Shenzhen veo a familias chinas y emigrantes cargadas con toda la cantidad de fórmula infantil permitida, 2 latas por persona. La nueva ley de Hong Kong estipula una multa de hasta 64.500 USD y dos años de prisión para toda persona declarada culpable de sobrepasar el límite de exportación de leche en polvo.

Una madre afirmó, “Tuvimos suerte de que mis padres vinieran a visitarnos durante el segundo mes (de mi bebé) y trajeran 12 latas de fórmula infantil en sus maletas”. Otra dijo: “La compramos de Holanda y nos la enviaban”.

Por suerte no es necesario que vivas cerca de Hong Kong o que tu familia cruce medio mundo para dártela porque los chinos están exigiendo marcas extranjeras de fórmula para lactantes. Según un artículo de Bloomberg de marzo de este año, «China consumió un tercio de los 62 mil millones en ventas globales [de fórmula infantil] el año pasado». Eso significa que estos productos están disponibles en sitios chinos como Alibaba y Taobao.

Soy un bebé de China

Algunos de mis amigos emigrantes han tenido hace poco bebés aquí en China. A veces me imagino una conversación entre ellos y sus futuros compañeros de universidad:

«¿De dónde eres?»
«Oh, he vivido en muchos sitios».
«Bueno, ¿dónde naciste?»
«En China».
«¿En serio? No pareces chino en absoluto».
“Ya, pero si silbas podría hacerme pis».

Resulta que los chinos son unos maestros a la hora de enseñar a los niños a hacer sus necesidades. Para disgusto de muchos emigrantes y de algunos chinos, lo hacen de forma pública. Recuerdo que en mi primera semana en China, me crucé con un abuelo que sostenía a su nieto sobre unos arbustos mientras emitía un silbido agudo. Al oírlo, ¡el bebé empezó a orinar!

Sin embargo, últimamente muchos padres chinos están dejando de lado los pantalones con la entrepierna abierta y optan por usar pañales. De hecho, según un artículo publicado en agosto de 2015 en el Wall Street Journal, las ventas de pañales chinos han aumentado en cerca de 5 mil millones de dólares en los últimos 5 años.

Me dijeron que el año antes de mudarme a China (2010), se veía a diario a mujeres extranjeras con una pila de pañales cruzando la frontera entre Hong Kong y Shenzhen. El año que me mudé había pañales en cualquier supermercado, pero como es habitual en China, a pesar de que son fáciles de conseguir, no hay suficiente stock disponible y a veces son necesarios varios viajes a distintas tiendas para encontrar el tamaño o modelo adecuado».

Bebé de tercera cultura y Ayi

En bajo en este artículo defino el término Niño de tercera cultura (TCK), afirmando que los niños incorporan normas culturales del país anfitrión. En el caso de los bebés y niños, la influencia más directa es la de la Ayi familiar o niñera china.

“Ayi” significa literalmente tía y se usa para dirigirse a mujeres de la generación de nuestros padres. No es casualidad que el término tía se use para referirse a la persona que cuida la casa y los niños. Muchos chinos me cuentan que su Ayi lleva «años con ellos» y es «como una más de la familia».

Un gran número de emigrantes piensa igual. “(Nuestra) Ayi es muy valiosa, tenemos suerte de tener a una persona tan cariñosa con nuestro hijo, haría lo que fuera por él”. “Nuestros pequeños adoran a la ayi y la consideran parte de la familia. Es otro adulto de confianza en la vida de mis hijos». “Nuestra Ayi nos ha ayudado muchísimo y creo que he aprendido mucho sobre la cultura china a la hora de cuidar bebés gracias a ella». “Valoro mucho la relación tan cercana que (mi bebé y Ayi) tienen y creo que somos muy afortunados de que esté con nosotros».

Es totalmente cierto que los chinos tienen un cariño cultural muy arraigado a los niños, sin embargo, encontrar una Ayi adecuada a la primera no siempre funciona. Puede ser la persona más dulce, pero recuerda que siempre habrá diferencias culturales. Por ejemplo, «Papá, Ayi me dejó que hiciera caca en los arbustos del parque», podría no ser bien visto.

Hace unos dos años vi a un niño occidental de unos 3 años vagando por el vestíbulo de nuestro edificio mientras lloraba. No hablaba Inglés, pero con el tiempo nos enteramos (con la ayuda de un hablante español) que se despertó de su siesta y no había nadie en casa. La Ayi había sacado a su hermana pequeña a dar un paseo. Cuando le llamaron la atención, ésta se encogió de hombros. Supongo que sería por las diferencias culturales.

«Ayi ha sido una gran influencia en la vida de mi hijo, ya que mi esposa y yo trabajamos. Da consejos para ayudar a nuestras hijas a ir al baño, comer, dormir, jugar, etc». Además, la principal influencia a largo plazo de la Ayi es el idioma.

China se ha convertido en poco tiempo en el centro económico del mundo y muchos padres emigrantes esperar que sus hijos lleguen a ser nativos chinos. Después de todo, un licenciado universitario con amplios conocimientos del idioma y una profunda comprensión de la cultura china puede tener ventajas en un futuro no muy lejano.

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Formación…

“Una palabra que describe algo que te ha convertido en lo que eres.”

Me mudé a Boulder, Colorado, cuando tenía cuatro años, y aunque pasé allí menos de una cuarta parte de mi vida, lo recuerdo con cariño como mi primer hogar. No he olvidado las amistades que hice y el profundo efecto que la comunidad tuvo en mí.

Esos amigos de la infancia se hicieron adultos, con sus propias vidas e hijos. He visitado Boulder varias veces de adulto y Thomas Wolfe tiene razón: «No puedes regresar a casa.» Las personas crecen y los lugares cambian, pero el Boulder de mi infancia es atemporal.

Cuando mi esposa y yo decidimos mudarnos a China con nuestro hijo de tres años, una de mis preocupaciones era cómo sería para él crecer sin su ‘Boulder’. Pero me equivocaba. Sólo protegía mi propia infancia cuando su viaje estaba aún por determinar.

Lo cierto es que todos tenemos nuestro Boulder. Todos compartimos un momento de formación en la vida donde los recuerdos y experiencias comienzan a ganar contexto y nos acompañan cuando somos adultos. Para mi hijo, en este momento de su vida, su Boulder es Shenzhen, en China.

Los niños absorben todo lo que les rodea y nosotros, como padres, tratamos de ayudarles a encontrar el contexto, para que aprendan y crezcan a partir de sus experiencias. Pero los niños no aprenden solo de nosotros. Están los cuidadores, profesores, sus iguales y, en última instancia, la cultura/sociedad a la que están expuestos.

Todas esos factores externos contribuyen a que cada uno de nosotros encuentre su identidad.

David Pollock y Ruth Van Reken escriben en su libro Niños de Tercera Cultura: «Tradicionalmente la familia y la comunidad devuelven las respuestas y el niño ve su imagen reflejada en ellas.» Para los niños de tercera cultura la identidad puede ser complicada, «porque aprenden la cultura como todo el mundo, de su entorno.»

Los padres controlan gran parte de esa exposición cuando los niños son pequeños. Por ejemplo, deciden qué tipo de alimentos comen (o al menos cuáles les dan), con qué juegan, su ambiente de aprendizaje y, en última instancia, la cultura que les rodea.

Cuando los niños pasan a ser adolescentes, ese «control» se va haciendo responsabilidad propia, pero respiran la cultura como si fuera aire. Les rodea y les influye de forma tan sutil que a veces pasa desapercibida. Es por eso que los cimientos en los años de formación de un niño son tan importantes.

Los padres expatriados en China a menudo se enfrentan a lo desconocido. Si tienen suerte, podrán confiar en una nueva comunidad de expatriados a los que probablemente no conocen. Ellos, al igual que sus antecesores, harán búsquedas por Internet con muy pocos resultados.

A través de la experiencia de los padres, intentaremos responder a estas preguntas: “Cuando lleguemos a China, ¿qué COMERÁ mi hijo?, ¿con quién JUGARÁ? y ¿dónde APRENDERÁ?”

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COMIDA…

La comida es la primera toma de contacto del niño con la sensación de control. Los padres describen este control de diferentes maneras, «delicado», «meticuloso», «terco», pero en realidad se trata de control. Un nutricionista me dijo, «los niños no se mueren de hambre», pero eso no significa que se lo pongan fácil a los padres.

Afortunadamente (o en realidad por desgracia), hay McDonalds en todos los rincones de la tierra, y puede ser un descanso de experimentar la cultura local a través de los alimentos.

No es que los niños piensen necesariamente que la comida rápida está «buena». Como dijo un padre: «La presentación es un factor importante en la capacidad de nuestros hijos de aceptar los diferentes alimentos. Si por él fuera, tomaría palitos de pollo en cada comida, ¡en China o en Estados Unidos!»

También hay niños que son aventureros con la comida. «Mis hijos están acostumbrados a comer alimentos de muchas culturas.» O algunos padres han negociado con éxito la regla de «hay que probar al menos un bocado de todo». Pero cuando los padres dicen: «mi hijo prueba de todo,» inmediatamente me viene a la mente la comida de los puestos callejeros de Asia, como embriones de huevo, insectos fritos y carne de perro.

Es cierto, China puede ser una aventura culinaria extrema para padres e hijos. A menudo se dice que los chefs chinos han experimentado con todas las partes de cada animal. También parece que cuanto más rara sea esa parte, más manjar es.

«En nuestro país no es común que sirvan las aves de corral con la cabeza o las patas.» Cuesta acostumbrarse a esas cosas.

La comida es un reflejo de la cultura y una forma de experimentarla. En otras palabras, a los niños chinos no les importan la cabeza y las patas, de hecho pueden pelearse en la mesa por ver quién se las come.

Además, si ven un perro descuartizado en el mercado mojado, no lo ven como una mascota.

Los niños occidentales que crecen en Asia y que han experimentado y visto muchos alimentos diferentes se adaptan bien «¡A mis dos hijos les gusta mucho la comida china! Les encantan las empanadillas y la sopa de fideos chinos y prefieren el arroz a las patatas y a la pasta».

Sin embargo, incluso para los niños, el exceso no es bueno. «Tomábamos arroz al vapor con cada comida durante nuestro primer año en China y para mayo mis hijos no querían volver a ver arroz blanco en la vida.»

Muchos niños asiáticos toman algas prensadas como aperitivo de la misma forma que niños estadounidenses toman fruta exprimida. «Una de las amigas de nuestra hija compartió su merienda con ella… algas con sabor a calamar picante. Aceptó por educación pero no le gustó nada.»

Pasar por la cafetería de una escuela internacional es una experiencia reveladora a la hora de entender la relación de los niños con la comida: niños coreanos comiendo kimchi picante o agrio, niños japoneses tomando pescado salado o seco con arroz o un niño americano comiendo un sándwich de mantequilla de cacahuete y jalea. Cualquier otro día los verás a todos comiendo pizza.

La comida es un primer paso importante a la hora de comprender una cultura y la forma más fácil de integrarte y hacer amigos entre los lugareños. «La madre de uno de los compañeros de clase de mi hija nos enseñó a cocinar costillas de cerdo agridulce. Otro amigo nos invitó a su casa para hacer empanadillas.”

Toda cocina tiene también sus aspectos negativos. Por ejemplo, en Estados Unidos algunos padres ven cómo hay una «infinita variedad de comida barata y poco saludable” a la que están expuestos sus hijos: «Nuestra hija suele preferir, como la mayoría de los niños estadounidenses, comida insulsa o con mucho azúcar».

Por otro lado no hay que olvidar que aditivos cuyo uso esta restringido en muchas partes del mundo, como el GMS, se usan en grandes cantidades en China.

«La normativa y regulación de los alimentos es mucho más estricta en el Reino Unido que aquí en China. Como resultado, hay muchos menos aditivos en los alimentos del Reino Unido. Hemos comprobado con nuestra hija menor que ciertos alimentos y bebidas en China tienen un gran impacto en su concentración y en su estado de ánimo».

Una de las principales quejas de los expatriados sobre la comida china es la cantidad de aceite usado. «Nuestra hija tomaba comida japonesa y china a menudo, por lo que la transición no ha sido difícil en cuestiones de sabor. Lo que varía es la cantidad de grasa en la comida de Shenzhen, en la provincia de Guangdong».

Aunque hay platos grasientos en algunas zonas de China, no hay que olvidar que es un país grande y que la comida puede variar de una región a otra. «Viajamos por China y hemos probado muchos platos diferentes. A nuestros hijos les gusta la comida de otros sitios más que la de Guangdong».

También hay alergias a tener en cuenta: «Creemos que es imposible comer comida tradicional china en China si tienes alergia a frutos secos o al maíz.» Este padre en particular admitió que el problema se resolvería si pudieran comunicarse mejor con el personal del restaurante.

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JUEGOS…

La comunicación puede ser clave para los adultos a la hora de evitar situaciones irritantes o frustrantes en un país extranjero, pero para los niños más pequeños la barrera del idioma no suele ser un problema. «Los niños usan el lenguaje internacional del juego.»

Los padres cuentan que a menudo cuando sus hijos viajan y no están en los lugares de costumbre (es decir, la escuela o el barrio), juegan con “cualquier niño que haya cerca” y el idioma casi nunca es un problema. «Cuando no saben cómo comunicarse, se hablan el uno al otro en su lengua materna y señalan o gesticulan para hacerse entender.»

En cualquier parte del mundo los niños hacen amigos en el entorno en el que se encuentran. En la mayoría de los casos es en la escuela, entre los amigos de la familia y compañeros de trabajo de sus padres. «Nuestro hijo hizo muchos amigos cuando vivíamos cerca de su guardería en China. Ahora que nos mudamos a otra zona, tendrá que hacer nuevos amigos».

Otra situación que es perfecta para hacer amigos son los deportes organizados y clubes. «Un deporte de equipo integra fácilmente a un niño en la comunidad. Cuando mi hijo empezó el colegio, en dos semanas ya había hecho amigos.» Pero cuesta encontrar equipos deportivos y clubes en un país extranjero.

Casi todos los padres expatriados que no saben leer caracteres chinos dijeron que la mayoría de clubes deportivos que encontraron fueron gracias al boca a boca en la comunidad de expatriados. Aunque busques en la web y encuentres algo interesante, los padres dicen que debes preguntar a otros expatriados por la calidad del programa y si aún existe.

Aunque no deja de ser verdad que «China cuenta con los peores recursos online para expatriados» también es cierto que si estás atento, hay muchas oportunidades: “Los hijos de mis amigos hacían muchas cosas que pensé que aquí serían imposibles. Pero si buscas, encuentras un poco de todo.”

A veces da la sensación de que los niños no tienen ocasión de jugar al aire libre en una zona tan densamente poblada. Por eso, las actividades organizadas pueden ser muy útiles, «Ahora nuestro hijo practica esgrima, baloncesto y va a clase de construcción de robots. Antes solía ir a clase de Lego, de pintura y de manualidades».

Aunque el juego parezca diferente al de las tranquilas calles y parques de Boulder, los niños se las apañan. De hecho, si tu hijo asiste a una escuela internacional con pocos o ningún niño chino, jugar en el patio del complejo de apartamentos podría ser una buena ocasión para relacionarse con ellos.

«Cuando vamos a la zona de juegos, nuestra hija se relaciona con quien esté allí. Da igual si hablan chino o cualquier otro idioma.» La mayoría de los padres afirman lo mismo. Después de todo en un país tan grande como China hay millones de niños a los que les encanta jugar tanto como a nuestros hijos.

«Los niños no tienen reparos en acercarse a otros niños, sin importar el idioma que hablen o en qué país estén. Así que nuestros hijos suelen jugar en el parque de nuestro complejo de apartamentos con niños que hablan francés, japonés y chino. Y funciona peses a la barrera del idioma.»

¿Y si tu hijo hace buenas migas con un niño chino u otra familia que no habla tu idioma? “Nuestros hijos se relacionan con niños del lugar en el parque de juegos donde vivimos, pero la barrera del idioma entre su ayi/padres y yo provoca que no haya contacto posterior.”

Si hay voluntad, se encuentra la forma de hacer que funcione: “Nuestra hija quería quedar para jugar con una niña china que había conocido. Ella y su familia apenas hablaban inglés y nuestro mandarín era muy limitado… nos comunicamos sobre todo mediante gestos y lenguaje corporal. Hace falta valor para salir de tu burbuja de expatriado pero los niños tienden esos puentes de forma natural.»

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APRENDIZAJE…

El aprendizaje tiene lugar en muchos ámbitos diferentes y para los niños empieza por lo general en la escuela. Para los expatriados en China, eso significa una escuela internacional o una escuela privada en Chino/Inglés. Ambas son opciones viables en función de tu situación financiera y ubicación.

Las escuelas internacionales no siguen el currículo chino. Muchas incluyen el aclamado Programa del Diploma del Bachillerato Internacional (PDBI). El PDBI es un programa de dos años para alumnos de instituto de 16 a 19 años que ha sido descrito por la revista Time como «un currículo riguroso y genérico reconocido por universidades de todo el mundo”.

Sin embargo, este sistema educativo mundialmente famoso puede salir caro. Por ejemplo, algunas de las escuelas internacionales en el agradable barrio de expatriados de Shekou (en la ciudad de Shenzhen) que ofrecen el PDBI cobran más de 20.000 $ USD por año académico. Muchos padres negocian con sus empresas para que cubran este gasto por contrato.

La alternativa a una educación en una escuela internacional son las escuelas privadas en chino e inglés. A veces es difícil delimitar la diferencia entre una escuela internacional y una escuela privada, ya que algunas escuelas privadas tienen la palabra «internacional» en su nombre. Muchas de estas escuelas privadas se hicieron para la creciente clase media y alta de la sociedad china.

Una de las ventajas de estas escuelas privadas es que hay una activa comunidad de padres en pos de un programa académico riguroso en una sociedad altamente competitiva. El inconveniente es que si la mayoría de los alumnos no habla inglés de manera fluida, el progreso en las materias que se imparten en inglés se ralentiza.

Uno de los padres me contó que el ratio de alumnos en estas escuelas privadas suele estar entre 25-35. La proporción de alumnos por profesor es mucho mejor que en las escuelas públicas (50), mientras que la «mejor» escuela internacional de la ciudad presume de un ratio de 18. En pocas palabras, la atención personalizada cuesta más dinero.

Muchos padres son conscientes del entorno económico actual y creen que aprender chino puede ser una gran ventaja para sus hijos a medida que crecen y entran al mercado laboral. No hay duda de que aprender otro idioma además de la lengua materna es una ventaja y si vas a vivir en un país extranjero, el aprendizaje es mucho más fácil ya que puedes practicar en situaciones reales.

En la escuela, los programas de chino pueden variar. En la mayoría de los casos, si no en todos, las escuelas internacionales son recintos donde no se habla chino y, por lo general, el mandarín es un idioma optativo. Muchos padres expatriados afirman que «esta optativa no es suficiente si quieres que tu hijo hable con fluidez un idioma tan difícil como es el chino.»

La mayoría de los padres que quieren que sus hijos aprendan bien mandarín contratan a un profesor particular, además de las clases en la escuela. Los niños tienen una habilidad natural para captar el idioma y aprenden mucho más rápido que los adultos. Aunque tu hijo sea un alumno reacio, está absorbiendo más de lo que crees. «Durante los dos primeros años parecía que nuestro hijo no estaba aprendiendo nada de chino, pero al tercero construía frases completas como si nada.»

Algunos niños tienen aptitud para los idiomas, pero todos tienen la capacidad de aprenderlo, aunque les de vergüenza. Hablar un idioma extranjero, especialmente entre hablantes nativos, significa no poder expresarse plenamente al principio y sonar raro. Los nativos aprecian cuando los extranjeros se esfuerzan en hablar y siempre están dispuestos a ayudar.

Algunos padres que tienen niños en edad de guardería me dijeron que optaron por una escuela china porque los niños «absorben el idioma a esa edad». Tras la guardería cambiaron a sus hijos a una escuela internacional de habla inglesa y contrataron a un tutor para seguir con el idioma sobre la base ya aprendida a temprana edad.

Otros padres insisten en que su Ayi (niñera china) sólo hable a sus hijos en chino o contratan una que sólo sepa hablar chino. Una Ayi no sólo es una útil y paciente compañera para practicar el idioma, sino que también puede ser una puerta a la cultura china.

«Hemos aprendido mucho sobre las distintas fiestas chinas, la comida y el idioma de nuestra Ayi.» Hay otro tipo de aprendizaje que ocurre en la relación del niño y la Ayi, y es cómo tratar a las personas, independientemente de cómo se ganen la vida.

«Otra parte interesante de jugar con amigos que tienen Ayi es que [nuestra hija] pone a prueba los límites del comportamiento apropiado… responder, sobre todo… la Ayi es un modelo de comportamiento para ella».

Es importante que los padres y los niños traten a la Ayi con respeto y eso se consigue buscando a la más adecuada. «Tenemos la suerte de tener una ayi muy práctica y cariñosa. Lleva con nosotros desde antes de que naciera nuestro segundo hijo, por lo que nuestros hijos para ella es como si fueran suyos. Suele ser indulgente, pero impone disciplina cuando es necesario».

Al contratar a alguien para cuidar a tu familia hay cierta carga emocional, pero ten en cuenta que no deja de ser un trabajo. Al igual que en cualquier empleo, si la relación no funciona o la calidad del trabajo continuo no cumple las expectativas, hay que buscar a otra.

«Nuestra primera Ayi era un poco floja y apenas ayudaba, debí buscar otra mucho antes… Nuestra segunda Ayi era genial… adoraba a mi hijo. Le enseñó algo de mandarín y lo llevaba a jugar, le encantaba estar con él. Jugaba con los niños y los trataba bien. Nos apenó mucho cuando se fue. Lloró cuando nos despedimos y me sentí conmovida por el cariño que mostró hacia nuestra familia».

La cultura no se aprende en un aula, hay que experimentarla. Vivir en el extranjero puede ser una oportunidad increíble para conectar con algo que es totalmente ajeno a ti. Sé paciente, sé amable, sé curioso y prepárate porque a veces te sorprenderás. Un padre me dijo que cuando tenía un “día chino” especialmente difícil, silbaba la canción de Bobby McFerrin «Don’t Worry Be Happy».

Si eres paciente y recuerdas que no es tu país, las cosas irán relativamente bien, pero tendrás días en los que te sentirás desbordado por la frustración. Cuando eso ocurra, silba una melodía y recuerda que mañana será otro día.

En general el pueblo chino es muy bueno con los niños. «¡Nos encanta vivir aquí con los niños! Es una cultura que los adora y casi siempre, cuando vamos a cenar, las camareras cogen a nuestros hijos en brazos y los llevan a dar un paseo o se agachan para hablar con ellos.»

A veces la atención que generan los niños extranjeros es excesiva. «Mis tres hijos son rubios y muy monos. Los fotografiaban, tocaban, acariciaban y, a veces, los cogían en brazos… no había peligro o maldad en esas acciones, pero incomodaban a nuestros hijos y al segundo año, se sentían molestos y lo evitaban. Así que lo que comenzó como una experiencia halagadora se transformó en frustración».

Establece límites, habla con tus hijos para ver si se sienten incómodos y sé educado. «Las primeras palabras chinas que utilicé aquí fueron ‘Bu Yao’ (no quiere) cuando estaba claro que mi hijo no quería que le hicieran más fotos después de unas cuantas cada dos pasos.»

Si tienes claros los límites, rara vez tendrás problemas. «Como los chinos son tan amables con los niños, reciben a mi hija con cariño cuando vamos a un restaurante o salimos. Las Ayi de otras familias están siempre dispuestas a cuidarla y son amables y cariñosas con ella, haciéndola sentir especial.

VIVIR EN EL EXTRANJERO…o en este caso, en el “Planeta China”

Se entrevistó a más de 15 familias para redactar este artículo. Algunas de ellas sólo han estado aquí unos meses, mientras que otras llevan en China más de una década. Cuando se les habló del artículo, no sólo estaban dispuestos a ayudar, sino que muchos dijeron «Ojalá hubiera leído algo así antes de venir.», Y «Tengo muchas ganas de leerlo, todo consejo es poco para vivir en China».

Una cosa está clara, en casi cualquier parte del mundo, hay personas que siempre están dispuestas a ayudar, ya sean lugareños o expatriados. Durante nuestras primeras semanas en China, tanto lugareños como expatriados nos ofrecieron ayuda a mi esposa y a mí ante un problema concreto. A menudo sentíamos que llevábamos la palabra «NUEVO» impresa en la frente, pues estábamos muy perdidos.

Ahora, tras cinco años viviendo en China, tratamos de devolver esa ayuda en todo lo posible. A menudo le digo a la gente que la felicidad se encuentra aceptando el lugar en el que vives, sea cual sea. Hay aspectos positivos y negativos en cualquier parte del mundo y hay que aprender a valorar lo que tienes y no lo que te falta. Parece que no soy el único que comparte esta filosofía…

Aquí tienes varios consejos de padres a padres:

«Haz las maletas y no mires atrás, pues será una aventura increíble que te dará muchísimos recuerdos. Asegúrate de investigar la cultura local y la comida y prepárate para las sorpresas que encontrarás».

“Infórmate bien y entiende las limitaciones de vivir en un país comunista/socialista, cosas como el acceso a Internet y la poca selección de productos para poder elegir resultan frustrantes.”

“¡Hay que aprender a adaptarse! Ve con la mente abierta, las cosas no son como en casa y únete a todos los clubs que puedas para hacerte amigo de otras personas en tu misma situación.”

“Ve preparado y lee mucho sobre la cultura antes de ir. Deja tu hogar en casa, viaja ligero y ten la mente abierta.”

“Será diferente y la gente se comportará de forma extraña, pero no los juzgues (aparte del tema de escupir, nunca me acostumbraré a eso).”

“Relájate. La vida será más fácil y agradable si aceptas que la cultura china es diferente a la tuya y que muchas cosas no tendrán sentido para ti o incluso te resultarán ofensivas. Toma aire y sigue adelante.”

“Sé amable. Recuerda que eres un invitado en otro país. Te guste o no, eres embajador de todos los extranjeros. Si eres maleducado o irrespetuoso con los chinos, todos perdemos.”

“Únete a un club social como SWIC – Shenzhen Women’s International Club. Los recién llegados pueden beneficiarse en gran medida de la experiencia de los expatriados que hicieron lo mismo hace uno, dos o tres años antes que ellos. Siempre hay gente en el club que puede responder a cualquier pregunta de un recién llegado».

“Mete en la maleta menos pertenencias tuyas y más de tus hijos. Si tienen consigo sus libros, juguetes, mantas, fotos y ropa, el cambio será más llevadero.”

«Hablad a menudo de vuestros sentimientos. Comprueba cómo están todos. Cuando nos mudamos, mi hija comenzó a actuar como una malcriada y no sabíamos a qué se debía. Un veterano de la vida en el extranjero con hijos nos comentó: Seguramente es su forma de demostrar que se siente fatal por dentro.’ Fue revelador y cuando estuvimos juntos esa noche, le preguntamos cómo se sentía. Lo confesó todo. Asegúrate de que tus hijos sepan que no pasa nada por admitir que no están a gusto o no se sienten bien. Comparte con ellos tus días difíciles para que sepan que pueden compartir los suyos. Comunícate constantemente».

«Asegúrate de que su vida en el extranjero sea mejor que en casa. Hay momentos muy difíciles, como cuando echas de menos a la familia. Lo bueno es que intentamos estar más presentes y pasar más tiempo juntos. Estábamos tan ocupados y estresados en casa. Aquí, tratamos de hacer las cosas diferentes cada día… un poco mejor. Esos pequeños momentos de alegría contribuyen a una mejor calidad de vida».

«Tendrás días chinos. En esos días, cuando os sintáis frustrados y desbordados, haced un pacto familiar. Id a casa, cerrad la puerta, ponéos los pijamas y cenad helado. O lo que os funcione mejor… simplemente desconectad del mundo y atrincheraos juntos. Mañana será otro día mejor y en China, cada día es diferente. Cuando es malo, es horrible. Cuando es bueno… no hay nada comparable en casa. Nada.»

«Deja que tus hijos estudien chino y trata de hacer lo mismo. La barrera del idioma es muy real cuando te mudas a China. Si donde vives hay muchos extranjeros, será menor. Pero deja que tus hijos aprendan el idioma, aunque a ti te resulte difícil. ¡Será una gran ayuda en el futuro!»

«Cuando tengas que hacer papeleo o solicitar documentación, asegúrate de que un chino o una agencia te ayuden. Vivir una experiencia frustrante no vale la pena y es innecesario».

Únete a grupos online en Facebook u otros medios para compartir experiencias y preguntar a gente que esté en tu misma situación.”

«Una comunidad de expatriados es una bendición y una maldición a la vez. Es maravilloso poder recurrir a los que hablan tu idioma para saber cómo actuar y qué hacer, pero dificulta la adaptación a la nueva cultura. Vivirás entre ambos mundos pero a veces encontrar el equilibrio justo es complicado”.

“Mantén una actitud positiva y no esperes que las cosas sean como en casa. Haz amigos y no tengas miedo de hacer preguntas, aunque pienses que son tonterías. Y recuerda siempre que no importa lo lejos que vayas porque ¡sigues estando en la Tierra!”

¿Qué es un niño de tercera cultura?“Imagina que no existen países…es fácil si lo intentas…”

Ésas son palabras de John Lennon, autoproclamado soñador y viajero por el mundo; pero también es una realidad para los niños, porque para ellos no existen países, sólo su mundo y lo que les rodea. Aprenden desde que nacen, a través de sus propias experiencias, la educación de sus padres y su familia y de sus clases en la escuela y sus profesores, las reglas y valores de la sociedad a la que pertenecen y su grupo de iguales para identificarse como (insertar nacionalidad).

Pero imagina que la escuela de tu hijo tiene un plan de estudios internacional o extranjero. Imagina que la sociedad que le rodea es totalmente extraña. Imagina que en su grupo de compañeros, no hay uno solo que sea de su misma nacionalidad. Cuando los padres viven en otro país, no tienen que imaginar estas situaciones pues han de enfrentarse a la realidad de criar a un «niño de tercera cultura”.

«Niños de tercera cultura»

Este término (TCK por sus siglas en inglés) que define a los niños que crecen en países extranjeros fue popularizado por David Pollock y Ruth Van Reken en su libro Niños de tercera cultura: creciendo entre mundos. Pollock y Van Reken ofrecen gran cantidad de datos e historias sobre diversos tipos de TCK… Y ¡hay muchísima información!

Después de todo, no hay que olvidar que misioneros, personal militar y expatriados llevan escribiendo durante siglos sobre sus experiencias familiares al vivir y trabajar en el extranjero… ¡incluso cuando no existía Facebook! Cada historia tiene su protagonista, situación y momento, pero como muestran Pollock y Van Reken, hay aspectos en común que unen a estas personas a pesar de su nacionalidad y su lugar en la historia.

Probablemente te preguntarás qué es un TCK o, al menos, cuál es el punto en común que tienen todas estas historias. El hombre que acuñó esta etiqueta lo define así: “Un niño de tercera cultura es una persona que ha pasado una parte importante de sus años de desarrollo lejos de la cultura paterna. El TCK a menudo crea vínculos con todas las culturas sin identificarse por completo con ninguna. Aunque asimila elementos de cada cultura a su experiencia vital, el sentido de pertenencia se asocia a otros que estén en situación similar.

Si observamos el mundo en que vivimos, podemos pensar que un niño que crece en un entorno internacional tiene ventajas en cuanto a capacidad de adaptación, empatía cultural e idioma. Alguien en esas circunstancias puede empezar su carrera como congresista desconocido y acabar convirtiéndose en presidente de los Estados Unidos de América. Bueno, ésa es UNA posibilidad, pero Barrack Obama no es el único TCK que ha logrado el éxito.

Sin embargo, puede ocurrir lo contrario. Tu hija TCK podría hacerse famosa por ser «la mujer que separó a los Beatles”. Sí, Yoko Ono también es una TCK. Pero bromas aparte, sabemos por el principio de la teoría de la identidad social que la gente tiende a encontrar consuelo en la aceptación, y por lo general, la hallan en personas de procedencia similar. ¿Qué ocurre entonces con nuestros TCK?

Pollock y Van Reken dicen que su situación puede “originarles sentimientos de desarraigo y tristeza”. Sin embargo, como se ven obligados a adaptarse, ganan seguridad en sí mismos, y gracias a la tecnología, encuentran a personas en su misma situación mucho más fácilmente. Además, tienden a formar amistades fuertes y duraderas con compañeros que también son TCK, aunque tengan diferentes orígenes y culturas. Supongo que, como todo en la vida, depende de cada persona y de su personalidad.

Crecer en China

Como la tecnología hace que el mundo sea aún más pequeño, hay más TCK que nunca. Los padres que quieren salir de sus países de origen y buscar oportunidades en el extranjero se sienten a menudo atraídos por los mercados emergentes. En los últimos treinta años, no ha habido un mercado emergente mayor que China. Pero, ¿vale la pena jugarse los años de formación de tu hijo por ir a China? Lo que quiero decir es que… la gente lo llama «planeta China» por algo.

El psicólogo Richard E. Nisbett, en su libro Geografía del pensamiento: Diferencias entre el pensamiento asiático y el occidental, explica que incluso los bebés occidentales y los asiáticos están programados de manera diferente. En otras palabras, en nuestro ADN podría ir la forma en que hemos percibido el mundo durante milenios y, esta percepción, con el tiempo, ha dado origen a culturas diferentes en Oriente y en Occidente.

Teniendo en mente el estudio de Nisbett, no es difícil imaginar que las sociedades que llevan construyendo estas culturas durante miles de años son diferentes en esencia. Así que, como adultos, cuando experimentamos «shock cultural» no es sólo por haber sido educados de forma distinta, sino porque nuestras percepciones básicas son muy diferentes. Esto tiene sentido si tenemos en cuenta que incluso los niños pequeños pueden experimentar shock cultural, aunque no de la misma forma que los adultos.

Al vivir en una comunidad de expatriados, es raro el día en que no escucho una conversación que empieza así, “Ellos (refiriéndose a los chinos) no saben…” conducir, tirar la basura, ser educados, etc. Estas afirmaciones son absurdas generalizaciones, y ya sabemos que no hay nada como el pueblo o ciudad propios.

La realidad es que los chinos se sienten muy arraigados a su cultura de 5.000 años. Parte de esa personalidad cultural incluye la adaptación, aunque a su manera. Al vivir en China, uno ve claramente cómo la sociedad china moderna, que tiene tan sólo 40 años, intenta adaptarse de manera rápida a los criterios internacionales pero sin perder la tradición. Ambos aspectos son diametralmente opuestos a veces, por lo que hay una constante lucha social.

Photo Credits: Photo by Dakota Corbin on Unsplash

8 comentarios en “Criar a un niño expatriado en China – La guía completa”

  1. Mónica Alvarez

    Hola a todos,
    Me alegro ver que por fin se empieza a hablar y difundir sobre los TCK en español, hace más de 10 años que estoy investigando en éste área, yo misma fui una LTCK de niña, ahora de adulta y crío a mis hijos que también lo son.
    Si quieren participar en nuestra comunidad, no duden en contactarnos, toda experiencia es válida para el aprendizaje.
    El nombre del blog es expat-ñola en la web SOS-expat.com
    ¡Espero leeros!

  2. este post me ha recordado mi interés sobre el tema. queda anotado el libro de David Pollock y Ruth Van Reken, estaré esperando los próximos artículos :)

    1. Hola Lime, te contesto yo porque Blue no habla español. Aunque el artículo esta basado en las teorías de Nisbett, también está basado en la experiencia personal de Blue que es una padre expatriado en China. Los próximos artículos que está escribiendo, creo que profundizan mucho más en el tema basándose en su experiencia y la gente que le rodea en la misma situación. Respecto a las teorías al no ser padre ni sociólogo no me veo capacidad de opinar.

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